Tenía
miedo.
Muy
pocas veces había estado sola, por completo, en casa. Mi esposo había salido ese
día en su carro rumbo a Honduras, desde Carolina del Norte. Si todo salía como planeado, llegaría a Honduras en
unos siete días o tal vez más, porque descansaría en casa de mi hermana antes
de llegar a Texas y después en Monterrey en casa de una hermana. Y él había estado en el hospital hacía unos
meses con su primera crisis de salud.
Llegué del trabajo a una casa vacía, sin mi mejor amigo, mi esposo, mi
único y verdadero amor…Hice mis quehaceres, le di comida al perrito afuera y
cayó la tarde…A ver las noticias, recoger unas cositas y a la cama.
…Y
tenía miedo.
Canté
un ratito. Dios mora en medio de la
alabanza. Así dice en los Salmos.
Y oré. Señor, Tú sabes que tengo miedo. Necesito que me ayudes. Yo quiero tener fe en Ti. Yo voy a confiar en Ti. Tú sabes cómo me siento. El ángel de Jehová acampa alrededor de los
que le temen, Y los defiende.
Defiéndeme, Señor. Yo te temo y
en Ti confío. Gracias, Señor.
Dije
otras cosas en esa oración pidiéndole a Dios por mi esposo, pero no recuerdo todo. Solo recuerdo haber derramado mi alma entre lágrimas en esos
momentos. Y Él me oyó y me consoló.
El
ángel de Jehová acampa alrededor de los que le temen,
Y los defiende.
Y los defiende.
Salmo 34:7
Amen!
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