22 Pero
sed hacedores de la palabra, y no tan solamente oidores, engañándoos a vosotros
mismos.
23 Porque si alguno es oidor de la palabra pero no hacedor de ella, éste es semejante al hombre que considera en un espejo su rostro natural.
24 Porque él se considera a sí mismo, y se va, y luego olvida cómo era.
25 Mas el que mira atentamente en la perfecta ley, la de la libertad, y persevera en ella, no siendo oidor olvidadizo, sino hacedor de la obra, éste será bienaventurado en lo que hace. Santiago capítulo 1
23 Porque si alguno es oidor de la palabra pero no hacedor de ella, éste es semejante al hombre que considera en un espejo su rostro natural.
24 Porque él se considera a sí mismo, y se va, y luego olvida cómo era.
25 Mas el que mira atentamente en la perfecta ley, la de la libertad, y persevera en ella, no siendo oidor olvidadizo, sino hacedor de la obra, éste será bienaventurado en lo que hace. Santiago capítulo 1
Se
nos olvida lo que somos. Se nos olvida lo que éramos. Y no tenemos en cuenta lo
que debemos ser.
Me
explico.
Mírate
bien en el espejo.
¿Qué,
hermana? ¡No hay que ser vanidosa!
No
se trata de eso. Se trata de bregar con unos asuntos serios de nuestra vida
espiritual.
Usualmente,
nos gusta mirarnos mucho al espejo. Y si no lo hacemos todo el tiempo
porque estamos pendientes a nosotros mismos, lo hacemos para vernos bien. Nadie quiere salir de
su casa con algo feo en la cara. Sí, es bueno tener buena presentación, claro
que sí, pero no nos debemos pasar todo el tiempo admirándonos en vez de admirar
a Dios, preocupándonos de lo que piensan los demás en vez de preocuparnos de lo
que Dios piensa de nosotros. Ni debemos estar mirándonos en el espejo de la Palabra de Dios, sabiendo que no todo
está bien con mi vida, pero sin hacer nada al respecto.
En
el libro de Santiago capítulo 1, se nos advierte que no seamos oidores de la
Palabra de Dios sino que obedezcamos la Palabra de Dios. Eso
significa que cuando Dios nos habla, tenemos que hacer Su Voluntad. Dios
nos habla a través de Su Palabra, a través de Sus siervos y a través de Su
Espíritu Santo.
Jesús dijo en el Evangelio de Juan que El Espíritu Santo nos recordaría Sus Palabras. Pues, a leer la Biblia, hermanos. Y al leer la Biblia, nos damos cuenta de lo que éramos a ojos de Dios antes de conocer a Cristo: Muertos en delitos y pecados. ¡MUERTOS! Eso no nos gusta, pero es la realidad (Efesios capítulo 2). Nos damos cuenta al leer la Biblia y meditar en ella que somos hijos del Dios Altísimo, del Único y Verdadero Dios y ¡Él está preparando un hogar para nosotros! También nos damos cuenta que el Señor quiere que seamos como Cristo. Él Mismo dijo, “Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas;” Mateo 11:29.
Jesús dijo en el Evangelio de Juan que El Espíritu Santo nos recordaría Sus Palabras. Pues, a leer la Biblia, hermanos. Y al leer la Biblia, nos damos cuenta de lo que éramos a ojos de Dios antes de conocer a Cristo: Muertos en delitos y pecados. ¡MUERTOS! Eso no nos gusta, pero es la realidad (Efesios capítulo 2). Nos damos cuenta al leer la Biblia y meditar en ella que somos hijos del Dios Altísimo, del Único y Verdadero Dios y ¡Él está preparando un hogar para nosotros! También nos damos cuenta que el Señor quiere que seamos como Cristo. Él Mismo dijo, “Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas;” Mateo 11:29.
¡Hay mucho que leer y estudiar de Jesucristo!
Cristo no quiere que nos conformemos con lo que éramos
ni con lo que somos. Él quiere que aprendamos de Él y que seamos
como Él. Dios es Santo y Él nos dice que seamos santos. Esto
está en el Viejo Testamento y en el Nuevo Testamento.
Mírate al espejo. ¿Qué ves? ¿Una persona
conformada al mundo con las maneras de pensar del mundo, las modas, opiniones relativas y hechos de
esta sociedad? ¿Ves una persona que es religiosa, que escogió creer en Jesucristo, pero que se le ha olvidado lo que Cristo hizo por él o
ella? ¿O más bien ves a una persona que, leyendo la Palabra, LA
PALABRA DE DIOS, busca agradar a Dios y al mirarse en el espejo, mira el sucio, lo confiesa y busca perdón y se limpia de su pecado?
Esta sociedad se está hundiendo más y más en el
relativismo. Piensa: Está bien si me parece que está bien. Si
siento que me gusta, entonces, lo haré. Esto está a la moda y me gusta. Eso
es escoger lo que te gusta únicamente de la Biblia, pero Dios dijo, “El cielo y
la tierra pasarán, pero Mis Palabras no pasarán.” No te equivoques. Lo que
siembras, eso mismo vas a cosechar. Y en abundancia. Que no se te
olvide eso. ¡Mejor, aprende de Cristo, porque Su yugo es fácil y te
dará descanso…y paz!