jueves, 22 de diciembre de 2011

Y, ahora, Sara…


Sarai, la princesa de Abram.  Y, como solemos hacer en el grupo de damas, miramos la vida del esposo para comprender a la mujer.  Así que, echemos un vistazo a Abram y a Sarai.

Génesis 11, versículos 27 al 32 y Génesis capítulo 12, versículos 1-9 nos dan la primera vista de esta pareja tan importante en toda la Palabra de Dios.

Primero, vemos que están en Ur de los caldeos, tierra de idólatras, con el padre de Abram y sus familiares.  Luego, vemos que Taré, el padre de Abram, se lleva a su familia hasta Harán, aunque su meta fue llegar hasta Canaán.  ¿Por qué? ¿Por qué nos deja saber el Espíritu Santo que Taré se los llevó cuando vemos en el capítulo 12 que DIOS le había dicho a Abram que dejara su tierra y parentela y la casa de su padre y se fuera a una tierra que le había de mostrar?  Podría ser que Abram le comunicó a su padre lo que Dios le había dicho y Taré quiso tomar parte.  Amigas, hermanas, mucho cuidado con la familia.  Muchas veces muestran entusiasmo por lo que Dios quiere hacer en nuestras vidas, y tal parece que hasta quieren seguirnos y hasta llevar el liderazgo en el asunto cuando no es la voluntad de Dios esa, o por lo menos, que sean ellos los que planifiquen todo.  La familia nos puede desviar de la voluntad perfecta de Dios, aunque sean Cristianos.  Mucho, muchísimo cuidado.

Pero, Sarai…Saraí era estéril, nos cuenta la Biblia, dedicando un versículo entero a esto.  Cuán importante será este detalle después…

Ahora, a nosotras las mujeres nos gusta la seguridad, saber dónde vamos a estar, qué vamos a hacer, cómo nos las vamos a arreglar para las comidas, la casita, en fin, todo.  Deseamos nuestro nidito bien arregladito y que venga un hombre a decirnos, “Nos vamos.  No, no sé dónde.  Tampoco sé cuándo llegaremos ni cuánto tiempo nos tardaremos en llegar.”?  Sin embardo, Sarai siguió a su esposo.  Sarai obedeció al llamado que DIOS le hizo a Abram.

¿Y tú, hermana en Cristo?  ¿Has obedecido la dirección que DIOS le ha dado a tu esposo?  Líbrate Dios de decir o pensar que Dios no te ha hablado a ti también y como son ustedes un matrimonio ambos con igual puesto y derecho, pues debe ser una equivocación.  ¿Por qué Dios no me ha dicho nada a mí? pensarás.  Porque tú estás bajo la autoridad de tu esposo, debiéndote someter a él según el mandato de Dios, el plan de Dios.

¿Te estás sometiendo?  ¿Te estás sometiendo con paz y gozo en tu corazón?  ¿O te sientes resentida?  Anímate, pídele a tu Gran Dios y Salvador que te dé entendimiento y renueva tu entendimiento leyendo y meditando en la Palabra de DIOS. 



Romanos 12

 1 ¶  Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional.
2  No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.

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