domingo, 22 de enero de 2017

Alexa y la calcomanía

Alexa es una niña en mi escuela, muy dulce y respetuosa. En el grupito de ella en particular, solo hay tres estudiantes y en este día, una de ellas había faltado. Después de la clase, Alexa me pidió que les regalara calcomanías. Fui a buscar las calcomanías y a cada una le puse una calcomanía en la muñeca. Se las pongo en la muñeca para que no se pierdan cuando se laven las manitas.
Alexa protestó diciendo, «¿No nos va a regalar la hojita entera?» Resulta que la última vez que les regalé calcomanías, fue la hojita pequeña completita. Y le contesté que hoy no les iba a regalar la hoja entera.

A Alexa no le gustó eso.

La miré fijamente y sonriendo le dije, «¿No estás contenta con lo que te di? Toda esta semana no te había dado una calcomanía y estabas contenta. ¿Por qué no estás contenta con lo que te di?» Alexa bajó el rostro tristemente y no me quiso contestar. Noté también que estaba un poco molesta.

Al seguir caminando de regreso al salón de clase, Alexa empezó a quitarse la calcomanía. Me detuve a hablar con ella un ratito. Le volví a preguntar que si no estaba contenta con su calcomanía, que si no le gustaba su calcomanía. Le recordé de nuevo que cuando no le había dado una calcomanía estaba contenta.

Alexa empezó a llorar. No le gustó pero reconoció que ella debe ser agradecida con lo que se le regala. «Hay veces, Alexa, que mamá y papá que pueden regalar algo grande para tu cumpleaños y la siguiente vez, te regalan algo más pequeño porque no tienen el dinero. ¿No debes estar agradecida con lo que te dan?» Sí, tenía que estar agradecida. Y, sí, iba a estar contenta con lo que yo le diera la próxima vez.

¿Cuántas veces reaccionamos en la vida como Alexa? No estamos agradecidos con el esposo o la esposa, con la familia, o con Dios. No nos conformamos, no estamos contentos con lo que Dios nos da. Queremos más y más y más. Sin embargo, Dios quiere que estemos contentos con lo que tenemos y seamos agradecidos. ¿Sabías que la avaricia es idolatría? Cuando leí eso en Colosenses capítulo tres, me impresionó. Fíjate en lo que dice el apóstol Pablo en el libro de Filipenses capítulo 4:11-12:

No lo digo porque tenga escasez, pues he aprendido a contentarme, cualquiera que sea mi situación.
Sé vivir humildemente, y sé tener abundancia; en todo y por todo estoy enseñado, así para estar saciado como para tener hambre, así para tener abundancia como para padecer necesidad.

Que Dios nos ayude a recordar que las bendiciones vienen de parte de Él, y Él sabe lo que necesitamos y aunque no nos guste, usa todo en nuestras vidas para que seamos conformados a la imagen de Jesucristo. No te olvides que Dios te ama y quiere lo mejor para ti.



Así que, teniendo sustento y abrigo, estemos contentos con esto.
                                                              1 Timoteo 6:8 RVR1960