Una carta personal, escrita hace unas semanas a una hermana en Cristo que está pasando por una prueba fuerte.
Beba, Dios te va a ayudar… Dios permite que tengamos pruebas en nuestro caminar Cristiano con varios propósitos. Una de ellas, la más difícil creo yo, es para que nos examinemos nosotros mismos. Él quiere que nos examinemos con el propósito de confesar nuestros pecados y para que nos limpiemos en Su Sangre. Yo sé que tú sabes que todos pecamos; sin embargo, es otra cosa decir: "Yo he pecado", y ser específico...
Otro propósito que tiene Dios de permitir pruebas en nuestras vidas es para que otras personas conozcan a Cristo como Su Único y Verdadero y Suficiente Salvador. Para esto, Dios sabe que esa persona a la cual le mando la prueba, va a ser fiel para alcanzar a otras personas para Cristo. He visto cómo Dios ha hecho eso en la vida mía y en la vida de mi esposo. En marzo, mi esposo tuvo una emergencia médica y yo pensé que se me iba a morir. Estaba tan y tan asustada porque parecía que no podía respirar y yo no tengo fuerza para levantarlo. Clamé a Dios y le pedí que me ayudara y de repente pude halarlo un poco y él dio un suspiro profundo, agarrando aire. Una semana después pasó lo mismo y de nuevo nos fuimos a emergencias al hospital. Igual que cuando él tuvo problemas de salud hace dos años, Dios permitió que mi esposo y yo les habláramos a varias personas que no hubiera sido posible si José Edgardo no hubiera estado en el hospital. En esta última ocasión, mi esposo dijo: "Dios sabe a quién le envía las pruebas". Él sabe quién va a ser fiel.
Si lees I Corintios capítulo uno, verás que otro propósito que tiene Dios es que consolemos a otras personas con la consolación que Dios nos dio. Cabe decir, que de nuevo estamos siendo fieles en dar el Evangelio y en testificar para nuestro Dios.
Mi amor, mi pequeña abejita, ¿estás dispuesta a que Dios te use? ¿Estás dispuesta a confiar en Dios, de que Él sabe lo que está haciendo, que Él te ama y desea lo mejor para ti y para los tuyos?
Cuando me he visto en momentos de profunda tristeza, me he examinado para ver si en realidad estoy en la fe y no simplemente que esté yo jugando a la religión. He buscado el rostro del Señor, buscando Su dirección, Su consolación, Su amor, porque Él es el que ama mi alma más que nadie.
Toma un tiempito para orar y pedirle a Dios que te muestre lo que debes hacer.
Te quiero mucho y que Dios te bendiga, te guarde, y te use para Su honra y gloria.
Sé que escribí muchas cosas así que tendrás que repasarlas. Dios te guarde.