Jeremías 17:9-10
Engañoso
es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá?
Yo Jehová, que escudriño la mente, que pruebo el
corazón, para dar a cada uno según su camino, según el fruto de sus obras.
Fíjate,
hermanita, cómo el hecho de tener una relación estrecha con el Señor Jesucristo
nos protege de dos tipos de personas, entro otras, de la persona que nos ataca la mente y
de la persona que nos ataca el alma y cuerpo. El
ser sabio trae sus recompensas. Libera
al hombre –y a la mujer-– no solo de compañeros perversos cuyos pensamientos
son corruptos y corrompen la mente, sino también de la mujer perversa, la mujer
extraña…la que corrompe el cuerpo, el templo de DIOS y el alma. Proverbios 2 dice,
16 Serás librado de la mujer extraña, De la ajena que halaga con sus
palabras,
17 La cual abandona al compañero de su juventud, Y se olvida del pacto de
su Dios.
18 Por lo cual su casa está inclinada a la muerte, Y sus veredas hacia los
muertos;
19 Todos los que a ella se lleguen, no volverán, Ni seguirán otra vez los
senderos de la vida.
Fíjate, que ella es una extraña, una extranjera. Usualmente en la Biblia,
se refiere no solo a la mujer extranjera que pecaba como prostituta, sino a
cualquier mujer adúltera. Pero, ¿cómo
logra contaminar el cuerpo y el alma? Vamos a examinar cómo lo hace. Primero, usa palabras. Ella halaga. Halagar es mostrar cariño o usar
palabras que adulan, que satisfacen el orgullo
de la persona que escucha tales palabras. Ella
sabe qué decir y cómo decirlo.
Y
sus caminos llevan a la muerte. ¡A la
muerte! Y ¿cómo es posible que una mujer logre quitarle la
vida a un hombre de esta manera?
En Proverbios siete se explica el proceso. Primero, ella usa
palabras otra vez.
El
versículo cinco nos dice que ella ablanda con sus palabras. ¡Cuidadoooo!
Hermanita, tenemos que cuidarnos de cómo usamos las palabras, los
gestos, y las expresiones faciales cuando hablamos. Es muy importante también enseñarles a nuestras hijas a no estar usando las palabras y la manera
de hablar para conseguir lo que quieren.
Esto lo aprenden desde muy temprana edad y envuelven a los padres,
especialmente. Yo he oído a niñas
decirles a sus padres, “Ay, mi papá, tan
lindo y bueno. Yo te quiero mucho. Eres el mejor papá del mundo. ¿No me vas a comprar tal y tal cosa?” Y el padre se derrite, se vuelve una masa
irreconocible…
No,
hermanita, no les permitan eso ni a las niñas ni a los niños, quienes también
juegan el mismo juego de manipulación. Los niños tienen bien medidos a los adultos y saben qué decir y cómo
decirlo para conseguir exactamente lo que quieren.
Volviendo
al pasaje, la mujer extraña, manipuladora al fin, escoge bien a su víctima. Lean todo el pasaje. Prov. 7:7 El joven no tiene discernimiento, no
sabe la diferencia entre el bien y el mal cuando alguien viene con engaño y él no
puede ver el engaño con que viene ella.
Y
en el versículo diez, vemos que usa ropa provocativa. La vestimenta la define. Y a propósito, ¿cómo te vistes tú, hermanita? ¿Cuidas tu
pudor y modestia, o dejas ver un poquitito del busto, lo cual da una sugerencia
de sexualidad, y tal vez uses la falda un poquito corta y dejas ver tu muslo o
tal vez usas la ropa un poquito ajustada delineando tu cuerpo?
Pensarás,
¡No hermana! ¡Cómo piensa eso! Mi blusa es un poquito bajita nada más. Ah, ¿sí? Hermana, pero según el hombre piensa…tú le estás dejando ver tu
intimidad, tu sexualidad. No defraudes a
tu hermano en Cristo ni a ningún hombre. La Palabra de Dios nos amonesta a no defraudar
al hermano. Defraudar es frustrar,
desvanecer la confianza o la esperanza que se pone en alguien o en algo. Es turbar, quitar algo, servir de
tropiezo.
¿Tropiezo? ¿Yo? No, hermana, ¿cómo va a ser? dirás tú. Yo me
visto con la ropa que me queda bien. Él
es el mal pensado, no yo. No seas de
tropiezo y punto. ¿Acaso buscas
agradarte a ti o a tu Dios? Sí, el hombre es responsable para cuidar sus ojos y sus pensamientos, pero eso no quita nuestra propia responsabilidad en seguir la Palabra de Dios.
Sigamos,
pues. ¿Cómo se comporta ella? Examinemos qué hace ella para cazar a este
joven. En los versículos once y doce vemos
que ella "…es alborotadora y rencillosa,
Sus pies no pueden estar en casa; Unas veces está en la
calle, otras veces en las plazas, Acechando por todas las esquinas".
Cuidado
de estar andando para arriba y para abajo por las calles y ni hablar de dejar a
tus hijas ni tus hijos a hacerlo tampoco.
Este tipo de mujer es atrevida, no tiene vergüenza. No guarda
distancia con el sexo opuesto. Y usa su
cuerpo para pescarlo.
13 Se asió de él, y le besó. Con semblante descarado le dijo:
14 Sacrificios de paz había prometido, Hoy he pagado mis votos;
Esta mujer es muy astuta, sabe cómo engañar y tiene cara descarada, o
sea, no tiene vergüenza ni respeto ni modestia.
No es reservada ni modesta. Y,
fíjate que ella tiene apariencia de religiosa, como dice en el versículo
catorce, que fue a la iglesia, al templo, para pagar lo prometido a Dios. ¡Qué descaro!
Hermana, ella aparentemente,
por fuera, estaba haciendo todo bien…por dentro, estaba llena de pecado. Tiene apariencia de piedad, de religiosa,
pero niega el poder, negando lo que ha aprendido de la Palabra de DIOS. Es todo exterior, pura apariencia, eso de ir al templo.
Hermana, dirás, ¡yo no soy de esas mujeres! Pero, ¿acaso tienes una que otra
característica de ella? No, no eres
mujer adúltera, pero, ¿pasas coqueteando con los muchachos o con los
hombres? ¿Pasas mirando o posteando
fotos sensuales? ¿Cómo vistes? ¿Dejando ver un poquito aquí, un poquito
allá? Nunca jamás te pondrías un
pantalón, ¿pero usas ropa supuestamente modesta y te dejas la blusa un poquito escotada, un
poquito ajustada a tu forma, un poquito corta, cosa de que cuando te mueves de
cierta manera se te ve la piel en la cintura?
Piénsalo bien y examínate, hermanita. Todas nos tenemos que examinar en algún
momento. Todas.
1 Pedro 1:16
porque escrito está: Sed santos, porque Yo soy Santo.