Fui rápido a buscar un pañuelo desechable, lo partí en pedazos, enrollé dos en bolitas y me las puse en los oídos. Mejor, pero todavía sufro. Aquellos truenos que salían de las bocinas hicieron que enseguida los niños, mayormente los más pequeños, empezaran a bailar. Ese ruido equivocadamente llamada música, tenía un ritmo que me estaba afectando hasta el ritmo cardiaco. Me va a dar un infarto. Los niños cantaban con ese ruido…cantaban acerca del sexo, porque eso era lo que salía de las bocinas, sexo y deseo y supuestamente amor. El mensaje era explícito sin disimulo. Los niños más pequeños, niños y niñas estaban bailando de una manera sexual, porque no hay otra manera de describir eso. Los giros y movimientos eran claros.
No me sorprende el por qué hay tanta maldad, tanta rebelión, tanta falta de respeto hacia la mujer, aún hacia sí mismos, porque no está Dios en todo esto. Este ruido es Maldad, es Malicia tajante.
Pues habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias, sino que se envanecieron en sus razonamientos, y su necio corazón fue entenebrecido.
Profesando ser sabios, se hicieron necios,
Profesando ser sabios, se hicieron necios,
y cambiaron la gloria del Dios incorruptible en semejanza de imagen de hombre corruptible, de aves, de cuadrúpedos y de reptiles.
Por lo cual también Dios los entregó a la inmundicia, en las concupiscencias de sus corazones, de modo que deshonraron entre sí sus propios cuerpos,
ya que cambiaron la verdad de Dios por la mentira, honrando y dando culto a las criaturas antes que al Creador, el cual es bendito por los siglos. Amén.
Por esto Dios los entregó a pasiones vergonzosas…
Romanos 1:21-26
El pecado de los padres...¡Qué tristeza! ¡Tenemos que alcanzar más almas y tenemos que discipular a los nuevos creyentes de una manera sólida! Mujeres piadosas, a enseñar a las demás mujeres. Cumplamos, cumplamos.