Por qué fui a la visitación
No quería ir. Pero alguien podría morir. He trabajado mucho esta semana. Necesito descansar y ponerme al día con mis quehaceres y estudios. Pero alguien podría morir.
Siempre que voy, me afecta por las alergias a los químicos y las comidas. A veces, me he enfermado mucho y el sábado el plan era ir al mercado de pulgas donde siempre hay mucha comida y gente con mucho perfume. No quería ir, sabía que me iba a enfermar, pero alguien podría morir.
Hace muchos años, ya van cuatro décadas y un tanto más, alguien visitó a una amiga mía de la escuela y ella me invitó a acompañarla a la iglesia. No quería ir, pero ella era mi amiga. La llevé y me quedé.
Me enojé porque lo que escuché era la verdad. Es la verdad. No lo quería admitir. La siguiente semana, no quería ir, pero fui. Y seguí yendo. Hasta que un día, quise saber más y pregunté y comprendí y a Cristo conocí.
No quería ir, pero sabía que yo podría morir.
Y entonces, la paz de tener los pecados borrados por Cristo, esa Paz conocí.
Así que, el sábado, fui. No quería ir, pero alguien podría morir. Y ese alguien podrías ser tú, amigo o amiga que estás leyendo esto.
Y tú que ya conoces a Cristo Jesús como Único y Suficiente Salvador, que ya tienes la paz de tener tus pecados borrados y tu nombre escrito en el libro de la vida, ¿qué esperas tú por venir, también?
Porque alguien podría morir.
No dejes que suceda.
Sé valiente.
Sé obediente.
Ven tú también.
Ven.
Juan 9:4 Me es
necesario hacer las obras del que me envió, entre tanto que el día dura; la
noche viene, cuando nadie puede trabajar.