viernes, 26 de julio de 2013

¿Por qué reacciono así?

Jesús dijo en Mateo 11,
28 Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar.
29 Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas;
30 porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga.

Parecen palabras sencillas a primera vista, sin embargo, no lo son. Tenemos la tendencia de lamentarnos, hundirnos, desesperarnos a veces, cuando sentimos la dura carga, sea del trabajo, sea de la vida, y hacemos todo menos ir a Él, El cual nos promete que si venimos a Él, Él nos hará descansar. 

Estamos reaccionando.

Y huimos de Él. Huimos, aún cuando decimos que no, que lo buscamos en oración, que fuimos a la iglesia o a la reunión, pero por dentro, hemos huido. ¿Cómo sé que huí y no recurrí a Jesús? Porque no tengo descanso. No he descansado en Él. No he encontrado la paz que sobrepasa todo entendimiento que solo viene con una relación estrecha con mi Señor y Salvador, El que ama mi alma. No me refugié en Su regazo.  

Fíjate que no dije que encontré la respuesta inmediata a mi problema, que todo salió bien, que se resolvió instantáneamente cuando busqué a Jesús. Eso no sucede siempre, sin embargo, por dentro esperamos eso o tal vez es que el enemigo nos lo susurra al oído. 

Pero, Cristo quiere que yo venga a Él. No es esto todo lo que quiere. Él exige más. Me dice ahora que lleve Su yugo sobre mí. Después que busque descanso en Él, ahora quiere que yo lleve Su yugo, Su carga. ¿Otra carga más? Sí. Pero, no es cualquier carga. Es la carga de Dios el Hijo, del Salvador Nuestro. Es la carga del que dijo, Yo Soy. 

Piensen en esto, que Él quiere que aprendamos de Él, que llevemos Su carga, y primero, que vengamos a Él. Aprender de Él, que es manso y humilde de corazón. Amadas hermanas, cuando aprendemos de Su mansedumbre y Su humildad, hallamos descanso, hallamos paz. Él que cuando llegó el tiempo de Su gran sacrificio, no contestó, no replicó, no regañó, no huyó.

Dirás, Pero, ¡Señor! ¡Estoy pasando por un problema muy grande! ¿No sabes cómo me siento?

Venid a Mí... 
Despreciado y desechado entre los hombres, varón de dolores, experimentado en quebranto; y como que escondimos de Él el rostro, fue menospreciado, y no lo estimamos. Isaías 53:3

todos los que estáis trabajados y cargados...
Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su camino; mas Jehová cargó en Él el pecado de todos nosotros. Isaías 53:6

Y Yo os haré descansar...
Angustiado Él, y afligido, no abrió su boca; como cordero fue llevado al matadero; y como oveja delante de sus trasquiladores, enmudeció, y no abrió su boca. :7

Aprended de Mí, porque Mi yugo es fácil y ligera Mi carga,
Por tanto, yo le daré parte con los grandes, y con los fuertes repartirá despojos; por cuanto derramó su vida hasta la muerte, y fue contado con los pecadores, habiendo Él llevado el pecado de muchos, y orado por los transgresores. :12

Y hallareís descanso...

Hermanas, si no tenemos la paz que nos promete el Señor Jesucristo, es porque no hemos venido a Él, haciendo lo que Él nos pide, nos exige. Él sí conoce nuestras vidas y problemas. Aprenderemos a contestar y a reaccionar como Él. 

¿Crees que no puedes? Lo hizo Esteban, el primer mártir, cuando lo estaban apedreando. Si estás respondiendo en base a tus emociones y te das la excusa de que estás bajo presión, que tienes problemas, eres desobediente, mundana y carnal. Palabras fuertes pero ciertas, ¿no? Tenemos que reposar en Él y no reaccionar como lo hace el Cristiano carnal y mundano. Puestos los ojos en Jesús, el Autor y Consumador de la fe...Hebreos 12. Esto me incluye a mí, también.

No quites los ojos de Jesús. Descansa en Él. Sé como Él. Es la voluntad de Dios.

Señor, ayúdame a ser como Tú, a aprender de Ti, a meditar en Tu Palabra y tomar fuerza de Ti. Te lo pido en el Nombre Precioso de Jesús, Nuestro Gran Salvador.



Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos. 
 Romanos 8:29

¿Por qué reacciono así?

Jesús dijo en Mateo 11,
28 Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar.
29 Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas;
30 porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga.

Parecen palabras sencillas a primera vista, sin embargo, no lo son. Tenemos la tendencia de lamentarnos, hundirnos, desesperarnos a veces, cuando sentimos la dura carga, sea del trabajo, sea de la vida, y hacemos todo menos ir a Él, El cual nos promete que si venimos a Él, Él nos hará descansar. 

Estamos reaccionando.

Y huimos de Él. Huimos, aún cuando decimos que no, que lo buscamos en oración, que fuimos a la iglesia o a la reunión, pero por dentro, hemos huido. ¿Cómo sé que huí y no recurrí a Jesús? Porque no tengo descanso. No he descansado en Él. No he encontrado la paz que sobrepasa todo entendimiento que solo viene con una relación estrecha con mi Señor y Salvador, El que ama mi alma. No me refugié en Su regazo.  

Fíjate que no dije que encontré la respuesta inmediata a mi problema, que todo salió bien, que se resolvió instantáneamente cuando busqué a Jesús. Eso no sucede siempre, sin embargo, por dentro esperamos eso o tal vez es que el enemigo nos lo susurra al oído. 

Pero, Cristo quiere que yo venga a Él. No es esto todo lo que quiere. Él exige más. Me dice ahora que lleve Su yugo sobre mí. Después que busque descanso en Él, ahora quiere que yo lleve Su yugo, Su carga. ¿Otra carga más? Sí. Pero, no es cualquier carga. Es la carga de Dios el Hijo, del Salvador Nuestro. Es la carga del que dijo, Yo Soy. 

Piensen en esto, que Él quiere que aprendamos de Él, que llevemos Su carga, y primero, que vengamos a Él. Aprender de Él, que es manso y humilde de corazón. Amadas hermanas, cuando aprendemos de Su mansedumbre y Su humildad, hallamos descanso, hallamos paz. Él que cuando llegó el tiempo de Su gran sacrificio, no contestó, no replicó, no regañó, no huyó.

Dirás, Pero, ¡Señor! ¡Estoy pasando por un problema muy grande! ¿No sabes cómo me siento?

Venid a Mí... 
Despreciado y desechado entre los hombres, varón de dolores, experimentado en quebranto; y como que escondimos de Él el rostro, fue menospreciado, y no lo estimamos. Isaías 53:3

todos los que estáis trabajados y cargados...
Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su camino; mas Jehová cargó en Él el pecado de todos nosotros. Isaías 53:6

Y Yo os haré descansar...
Angustiado Él, y afligido, no abrió su boca; como cordero fue llevado al matadero; y como oveja delante de sus trasquiladores, enmudeció, y no abrió su boca. :7

Aprended de Mí, porque Mi yugo es fácil y ligera Mi carga,
Por tanto, yo le daré parte con los grandes, y con los fuertes repartirá despojos; por cuanto derramó su vida hasta la muerte, y fue contado con los pecadores, habiendo Él llevado el pecado de muchos, y orado por los transgresores. :12

Y hallareís descanso...

Hermanas, si no tenemos la paz que nos promete el Señor Jesucristo, es porque no hemos venido a Él, haciendo lo que Él nos pide, nos exige. Él sí conoce nuestras vidas y problemas. Aprenderemos a contestar y a reaccionar como Él. 

¿Crees que no puedes? Lo hizo Esteban, el primer mártir, cuando lo estaban apedreando. Si estás respondiendo en base a tus emociones y te das la excusa de que estás bajo presión, que tienes problemas, eres desobediente, mundana y carnal. Palabras fuertes pero ciertas, ¿no? Tenemos que reposar en Él y no reaccionar como lo hace el Cristiano carnal y mundano. Puestos los ojos en Jesús, el Autor y Consumador de la fe...Hebreos 12. Esto me incluye a mí, también.

No quites los ojos de Jesús. Descansa en Él. Sé como Él. Es la voluntad de Dios.

Señor, ayúdame a ser como Tú, a aprender de Ti, a meditar en Tu Palabra y tomar fuerza de Ti. Te lo pido en el Nombre Precioso de Jesús, Nuestro Gran Salvador.



Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos. 
 Romanos 8:29