lunes, 23 de diciembre de 2013

Viene la Nochebuena

Gracias, Dios Padre...

Un día antes de Nochebuena, cuando todavía hay gente en las calles comprando, otras bebiendo, y aún otras buscando o deambulando, sin saber a ciencia cierta qué buscan, ¿en qué estás pensando? ¿Estás ansiosa, también? ¿Estás todavía pensando qué regalarle tus hijos o a tu esposo o tus padres u otros parientes? ¿No te has puesto a pensar que por qué estás con tanto ajetreo?

Detente un momento, hermanita. Tienes razón de hacerte esa pregunta. Considera el hecho de que la Navidad no se trata de hacerles regalos a los demás. No se trata de ir de fiesta en fiesta. No se trata de complacer a los demás. Según los investigadores que han examinado la Biblia, nuestro Salvador ni siquiera nació en diciembre. Así que, ¿por qué te preocupas por eso?

Tampoco vemos que en la Biblia se celebre como una fiesta el nacimiento de Nuestro Señor Jesucristo, mucho menos que se estuvieran dando regalos a los demás por el cumpleaños terrenal del Hijo de Dios.
Entonces, ¿por qué te preocupas en seguir las corrientes del mundo? ¿Por quedar bien con los demás? ¿Porque si no lo hicieras, hablarían de ti? ¿Solo por tradición o porque es divertido? ¿Será porque te gusta recibir regalos o regalarles a los demás?

En todo caso, ¿de Quién es el cumpleaños? 

¿Qué regalo le harás tú a tu Señor y Salvador? Se me ocurren unas cosas. Dios quiere que vivamos una vida consagrada a Él. Considerando el hecho de que le pertenecemos a Él, sólo estamos reconociendo y confesando esta realidad. Has una decisión consciente de entregar tu mente, tu cuerpo, tu corazón y tu futuro a Dios. Sería bueno que leyeras Romanos capítulo 12 y Colosenses capítulo tres.

Otro regalo que le puedes hacer a tu Rey y tu Dios, es ganarte un alma para Cristo. ¡Qué gran regalo para esa alma y para tu Dios!

Hermanita, ¿cómo vas a pasar esta época? Pásala con tu familia y con tus amistades, sembrando y regando la semilla del Evangelio de Dios.

¡Que Dios te bendiga y te use para Su honra y Su gloria!

                                              


                                                    ¡Gracias a Dios por su don inefable!
                                                                                           2 Corintios 9:15


martes, 15 de octubre de 2013

Tu Sonrisa...

14 
Oh Jehová, Tú me has examinado y conocido.

Tú has conocido mi sentarme y mi levantarme;
Has entendido desde lejos mis pensamientos.
Salmo 139:1-2

He estado mirando fotos de algunas amigas que ellas publicaron en el 2010. También en el 2011. Algunas sonrisas han cambiado… Sonrisas plásticas y coquetas, algunas; sonrisas sinceras y directas, otras. No tiene que ser así.

¿Ha cambiado tu sonrisa o tu expresión? ¿Por qué? Me he fijado que las sonrisas que más han cambiado son las de las amigas más jóvenes, y me pregunto por qué. Es posible que están buscando aceptación de los demás, así que coquetean y están sonriendo de manera que parecen muecas en vez de sonrisas sinceras. Algunas de estas mismas muchachas también están posando con la espalda arqueada para que sobresalgan ciertas partes del cuerpo. ¿Qué están tratando de lograr? Es obvio lo que buscan.  Desgraciadamente...

No necesitas sonreír de esa manera ni tienes que estar posando de esa manera. Eres bonita, pero te ves del tipo de persona que yo no querría para un hijo mío, si lo tuviera. Piensa en esto: un hombre Cristiano, comprometido con Dios, no va a estar buscando de una joven que esté posando de una manera sensual y sonriéndose de una manera sensual o coqueta.

Por otro lado, hay hombres que hacen lo mismo. Están publicando fotos con miradas sensuales, están cantando canciones sensuales o de una manera sensual y si yo tuviera una hija no les permitiría relacionarse con un joven así.

Amiga, Dios te acepta tal como tú eres y no necesitas buscar la aceptación de los demás. Amiga, Dios te ama tal y como tú eres y Él puede llenar y llenará tu corazón y tu vida, sólo con que tú se lo pidas.  Amiga y hermana, Dios quiere hacer de ti un vaso para honor, digno de Él.


Te alabaré; porque formidables, maravillosas son Tus obras;

Estoy maravillado,

Y mi alma lo sabe muy bien.
Salmo 139:14


martes, 24 de septiembre de 2013

Un Poquito, Solo un Poquito...

Un poco de levadura leuda toda la masa. Gálatas 5:9

Por eso hay que tener muchísimo cuidado con lo que uno permita entrar en su vida. Un poquito aquí y un poquito allá y de repente, casi sin haberse dado cuenta, uno ha cedido mucho territorio a la carne, al mundo y al diablo.

¿Y cómo sucedió esto?

Poco a poco. Uno va bajando los estándares y dejando los principios Bíblicos poquito a poco. Uno se da permiso de mirar en algún programa palabras vulgares o escenas sensuales y cuando viene a ver, ya está cambiando su modo de pensar, su modo de actuar, su modo de hablar y su modo de vestir.  Nos acostumbramos al pecado, ¿no?  Peligroso...

Sirve que nos examinemos cuidadosamente para ver dónde hemos cedido territorio en nuestras vidas.

Vuelve.
"Conviértanse ellos a ti y no tú a ellos", como le dijo el Señor a Jeremías.

No estás tarde.
Vuelve. Nuestro Dios es misericordioso y paciente con nosotros.

Vuelve. Dios te ama.

Vuelve.
Sólo vuelve.

martes, 17 de septiembre de 2013

No digas, de esa agua nunca beberé...

¿En qué estoy pensando?

¿Te gusta Facebook o Twitter?

Pues, considera esto:


Si, pues, coméis o bebéis, o hacéis otra cosa, hacedlo todo para la gloria de Dios.
1 Corintios 10:31 (RVR1960)


Así que, mis amigos, antes de hacer clic en ese tan importante botón "Postear" o "Publicar", hazte la pregunta, "¿Puedo postear esto para la Gloria de Dios? 
Si la contestación es NO, pues, NO LO HAGAS.

Es así de sencillo. Ni más ni menos.

No vale la pena la angustia que un momentito de gusto te pueda causar...
No vale la pena un minuto de venganza a cambio de años de lamento por haber herido a un amigo.
No vale la pena reírte de alguien a por quedar bien con los demás a cambio de tu integridad.
No vale la pena. 

Tu Testimonio...

¿Qué tipo de influencia tienes sobre tus amistades y parientes?

¿Aspiran ellos a conocer a Cristo por tu influencia o no ven diferencia en tu vida y la de ellos? 

O, peor que eso: ¿Te han convertido ellos a sus malos hábitos, mejor dicho, a sus pecados en vez de ser lo contrario?

Bien dijo el Señor Dios:

Por tanto, así dijo Jehová: Si te convirtieres, yo te restauraré, y delante de mí estarás; y si entresacares lo precioso de lo vil, serás como mi boca. Conviértanse ellos a ti, y tú no te conviertas a ellos. 
Jeremías 15:19


Y esta conversación seguirá en otra ocasión...


jueves, 1 de agosto de 2013

¿Eres HIPÓCRITA?

¿Eres hipócrita?  No, hermana, ¿cómo va a creer eso de mí?

Pues, examínate bien.  Hay muchísimas personas que dicen que son Cristianos, pero su comportamiento no es de un creyente, de un seguidor de Cristo.

¿Dices que eres Cristiano pero maldices o dices palabras malas?
Cuida bien qué sale de tu boca. Lo que sale de tu boca tiene que ser en el Nombre de Jesús.

Veamos.
  
TODO lo que hacéis, sea de PALABRA o de hecho, hacedlo todo en
el nombre del Señor Jesús, dando gracias a Dios Padre por medio de 
él. Colosenses 3:17
    
Realmente, nos tenemos que examinar porque no todo lo que brilla es oro. A veces justificamos nuestras acciones debido a las emociones o porque es aceptado por los demás, es lo que todos hacen. Y otras veces es porque queremos que los demás nos acepten en vez de buscar la aceptación, mejor dicho, la aprobación de Nuestro Gran Dios y Salvador Jesucristo.

Ponte a pensar: ¿A quién quieres complacer, a Dios o a gente que realmente no tienen trascendencia eterna para ti?


¿Qué está saliendo de tu boca? ¿Palabrotas, vulgaridades, maldiciones o palabras que edifican?

¿A quién estás tratando de impresionar?

Proponte ser la persona que edifica con sus palabras, que ayuda con sus palabras, que consuela con sus palabras, que glorifica a Dios con sus palabras.

 No erréis; las malas conversaciones corrompen las buenas costumbres.
I Corintios 15:33



Y le añadiré a esta conversación en otra ocasión...

viernes, 26 de julio de 2013

¿Por qué reacciono así?

Jesús dijo en Mateo 11,
28 Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar.
29 Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas;
30 porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga.

Parecen palabras sencillas a primera vista, sin embargo, no lo son. Tenemos la tendencia de lamentarnos, hundirnos, desesperarnos a veces, cuando sentimos la dura carga, sea del trabajo, sea de la vida, y hacemos todo menos ir a Él, El cual nos promete que si venimos a Él, Él nos hará descansar. 

Estamos reaccionando.

Y huimos de Él. Huimos, aún cuando decimos que no, que lo buscamos en oración, que fuimos a la iglesia o a la reunión, pero por dentro, hemos huido. ¿Cómo sé que huí y no recurrí a Jesús? Porque no tengo descanso. No he descansado en Él. No he encontrado la paz que sobrepasa todo entendimiento que solo viene con una relación estrecha con mi Señor y Salvador, El que ama mi alma. No me refugié en Su regazo.  

Fíjate que no dije que encontré la respuesta inmediata a mi problema, que todo salió bien, que se resolvió instantáneamente cuando busqué a Jesús. Eso no sucede siempre, sin embargo, por dentro esperamos eso o tal vez es que el enemigo nos lo susurra al oído. 

Pero, Cristo quiere que yo venga a Él. No es esto todo lo que quiere. Él exige más. Me dice ahora que lleve Su yugo sobre mí. Después que busque descanso en Él, ahora quiere que yo lleve Su yugo, Su carga. ¿Otra carga más? Sí. Pero, no es cualquier carga. Es la carga de Dios el Hijo, del Salvador Nuestro. Es la carga del que dijo, Yo Soy. 

Piensen en esto, que Él quiere que aprendamos de Él, que llevemos Su carga, y primero, que vengamos a Él. Aprender de Él, que es manso y humilde de corazón. Amadas hermanas, cuando aprendemos de Su mansedumbre y Su humildad, hallamos descanso, hallamos paz. Él que cuando llegó el tiempo de Su gran sacrificio, no contestó, no replicó, no regañó, no huyó.

Dirás, Pero, ¡Señor! ¡Estoy pasando por un problema muy grande! ¿No sabes cómo me siento?

Venid a Mí... 
Despreciado y desechado entre los hombres, varón de dolores, experimentado en quebranto; y como que escondimos de Él el rostro, fue menospreciado, y no lo estimamos. Isaías 53:3

todos los que estáis trabajados y cargados...
Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su camino; mas Jehová cargó en Él el pecado de todos nosotros. Isaías 53:6

Y Yo os haré descansar...
Angustiado Él, y afligido, no abrió su boca; como cordero fue llevado al matadero; y como oveja delante de sus trasquiladores, enmudeció, y no abrió su boca. :7

Aprended de Mí, porque Mi yugo es fácil y ligera Mi carga,
Por tanto, yo le daré parte con los grandes, y con los fuertes repartirá despojos; por cuanto derramó su vida hasta la muerte, y fue contado con los pecadores, habiendo Él llevado el pecado de muchos, y orado por los transgresores. :12

Y hallareís descanso...

Hermanas, si no tenemos la paz que nos promete el Señor Jesucristo, es porque no hemos venido a Él, haciendo lo que Él nos pide, nos exige. Él sí conoce nuestras vidas y problemas. Aprenderemos a contestar y a reaccionar como Él. 

¿Crees que no puedes? Lo hizo Esteban, el primer mártir, cuando lo estaban apedreando. Si estás respondiendo en base a tus emociones y te das la excusa de que estás bajo presión, que tienes problemas, eres desobediente, mundana y carnal. Palabras fuertes pero ciertas, ¿no? Tenemos que reposar en Él y no reaccionar como lo hace el Cristiano carnal y mundano. Puestos los ojos en Jesús, el Autor y Consumador de la fe...Hebreos 12. Esto me incluye a mí, también.

No quites los ojos de Jesús. Descansa en Él. Sé como Él. Es la voluntad de Dios.

Señor, ayúdame a ser como Tú, a aprender de Ti, a meditar en Tu Palabra y tomar fuerza de Ti. Te lo pido en el Nombre Precioso de Jesús, Nuestro Gran Salvador.



Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos. 
 Romanos 8:29

¿Por qué reacciono así?

Jesús dijo en Mateo 11,
28 Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar.
29 Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas;
30 porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga.

Parecen palabras sencillas a primera vista, sin embargo, no lo son. Tenemos la tendencia de lamentarnos, hundirnos, desesperarnos a veces, cuando sentimos la dura carga, sea del trabajo, sea de la vida, y hacemos todo menos ir a Él, El cual nos promete que si venimos a Él, Él nos hará descansar. 

Estamos reaccionando.

Y huimos de Él. Huimos, aún cuando decimos que no, que lo buscamos en oración, que fuimos a la iglesia o a la reunión, pero por dentro, hemos huido. ¿Cómo sé que huí y no recurrí a Jesús? Porque no tengo descanso. No he descansado en Él. No he encontrado la paz que sobrepasa todo entendimiento que solo viene con una relación estrecha con mi Señor y Salvador, El que ama mi alma. No me refugié en Su regazo.  

Fíjate que no dije que encontré la respuesta inmediata a mi problema, que todo salió bien, que se resolvió instantáneamente cuando busqué a Jesús. Eso no sucede siempre, sin embargo, por dentro esperamos eso o tal vez es que el enemigo nos lo susurra al oído. 

Pero, Cristo quiere que yo venga a Él. No es esto todo lo que quiere. Él exige más. Me dice ahora que lleve Su yugo sobre mí. Después que busque descanso en Él, ahora quiere que yo lleve Su yugo, Su carga. ¿Otra carga más? Sí. Pero, no es cualquier carga. Es la carga de Dios el Hijo, del Salvador Nuestro. Es la carga del que dijo, Yo Soy. 

Piensen en esto, que Él quiere que aprendamos de Él, que llevemos Su carga, y primero, que vengamos a Él. Aprender de Él, que es manso y humilde de corazón. Amadas hermanas, cuando aprendemos de Su mansedumbre y Su humildad, hallamos descanso, hallamos paz. Él que cuando llegó el tiempo de Su gran sacrificio, no contestó, no replicó, no regañó, no huyó.

Dirás, Pero, ¡Señor! ¡Estoy pasando por un problema muy grande! ¿No sabes cómo me siento?

Venid a Mí... 
Despreciado y desechado entre los hombres, varón de dolores, experimentado en quebranto; y como que escondimos de Él el rostro, fue menospreciado, y no lo estimamos. Isaías 53:3

todos los que estáis trabajados y cargados...
Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su camino; mas Jehová cargó en Él el pecado de todos nosotros. Isaías 53:6

Y Yo os haré descansar...
Angustiado Él, y afligido, no abrió su boca; como cordero fue llevado al matadero; y como oveja delante de sus trasquiladores, enmudeció, y no abrió su boca. :7

Aprended de Mí, porque Mi yugo es fácil y ligera Mi carga,
Por tanto, yo le daré parte con los grandes, y con los fuertes repartirá despojos; por cuanto derramó su vida hasta la muerte, y fue contado con los pecadores, habiendo Él llevado el pecado de muchos, y orado por los transgresores. :12

Y hallareís descanso...

Hermanas, si no tenemos la paz que nos promete el Señor Jesucristo, es porque no hemos venido a Él, haciendo lo que Él nos pide, nos exige. Él sí conoce nuestras vidas y problemas. Aprenderemos a contestar y a reaccionar como Él. 

¿Crees que no puedes? Lo hizo Esteban, el primer mártir, cuando lo estaban apedreando. Si estás respondiendo en base a tus emociones y te das la excusa de que estás bajo presión, que tienes problemas, eres desobediente, mundana y carnal. Palabras fuertes pero ciertas, ¿no? Tenemos que reposar en Él y no reaccionar como lo hace el Cristiano carnal y mundano. Puestos los ojos en Jesús, el Autor y Consumador de la fe...Hebreos 12. Esto me incluye a mí, también.

No quites los ojos de Jesús. Descansa en Él. Sé como Él. Es la voluntad de Dios.

Señor, ayúdame a ser como Tú, a aprender de Ti, a meditar en Tu Palabra y tomar fuerza de Ti. Te lo pido en el Nombre Precioso de Jesús, Nuestro Gran Salvador.



Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos. 
 Romanos 8:29

lunes, 3 de junio de 2013

¿Dónde Me Quiere Dios?

Tal vez te haces esa pregunta de vez en cuando o de cuando en vez.  Piensas que no estás donde te sientes a gusto, donde puedes ser de bendición en la obra de Dios.  Tal vez estés cansada, agotada, desilusionada.  

Espera.  Cambiemos la pregunta a, ¿dónde necesita Dios que yo esté?

Hace muchos años, viví en Honduras.  Pasaba los días leyendo la Biblia, estudiando, ayudando en la casa y leyéndole la Biblia y algunos libros a doña Olga, mi suegra, que ya estaba ciega.  "¿Y me va a leer la Biblia?"  Me preguntaba casi todos los días sin falta.  "Claro que sí.  ¿Qué quiere que le lea hoy?"  Enseñaba también la escuela dominical, pero pasaba más tiempo con doña Olguita. 

Alguien me dijo, "Estás botando tu educación.  ¿Para qué estudiaste, entonces?  ¿Para estar gastando tu tiempo con una sola persona en vez de estar enseñando o haciendo algo más?  ¿Para qué tienes maestría?"  No recuerdo qué contesté, pero traté de ser cortés.

En Hechos capítulo 8 leemos lo siguiente:

5 Entonces Felipe, descendiendo a la ciudad de Samaria, les predicaba a Cristo.
6 Y la gente, unánime, escuchaba atentamente las cosas que decía Felipe, oyendo y viendo las señales que hacía.
7 Porque de muchos que tenían espíritus inmundos, salían éstos dando grandes voces; y muchos paralíticos y cojos eran sanados;
8 así que había gran gozo en aquella ciudad.

Felipe era un diácono en Jerusalén y se encontró en Samaria, predicando, viendo muchísima gente viniendo a los pies de Cristo, vidas cambiadas, milagros hechos a través de él.  Esta gente era considerada de segunda clase a ojos de los judíos.  No trataban ellos con los samaritanos quienes eran solo en parte judíos ya que eran mezclados con los gentiles, los no-judíos.  Y ahora, ¡Dios les estaba concediendo la salvación a ellos, a los samaritanos odiados!  ¡Qué gran milagro!  ¡Qué gran muestra del amor,  de la aceptación de Dios!  Pero, en medio de toda esa emoción, de la gente lista para escuchar la predicación de la Palabra de Dios, de todo lo que Dios estaba haciendo a través de Felipe, Dios lo manda a que vaya a otro lugar.  

Y él fue.  Sin quejarse, sin preguntar, totalmente obediente; no como el famoso Jonás.

27 Entonces él se levantó y fue. Y sucedió que un etíope, eunuco, funcionario de Candace reina de los etíopes, el cual estaba sobre todos sus tesoros, y había venido a Jerusalén para adorar,

Y, ¿para qué fue allá?  Para una sola persona.  Un hombre de vuelta a su país.  Alguien que quizás no vería jamás.  

Y Felipe fue.  Y el etíope fue salvo, mostrando con sus palabras el testimonio de la gracia de Dios a través de Cristo Jesús.

Y ahora, hermanita, te toca a ti.  ¿Dónde quiere Dios que tú estés?  ¿Donde hay mucha gente, cantos, celebraciones?  ¿O te querrá Dios en un lugar donde no recibas reconocimiento, donde no te conocen, pero donde hay alguien que te necesita?  Dios necesita que estemos dispuestas a servirle en donde quiera que nos envíe y en la capacidad que nos muestre.




¿Lo harás?





sábado, 4 de mayo de 2013

Cómo Criar a un Hijo Necio...Y Sigue la Cosa


El que dice que la Biblia es anticuada, es ignorante.


Estamos estudiando el libro de Proverbios y viendo el tema de Cómo Criar a un Hijo Necio.  

Vayamos a Proverbios capítulo 1, comenzando en el versículo 10 donde podemos ver que aún en los tiempos Bíblicos, habían pandillas o bandas de hombres ladrones.  No queremos que nuestros hijos caigan en la trampa de unirse a una pandilla o mara.

Fíjense, que el padre de familia le advierte al hijo que alguien quiere engañarlo, y le advierte que no caiga en la trampa. 

10 Hijo mío, si los pecadores te quisieren engañar,
No consientas.
11 Si dijeren: Ven con nosotros;
Pongamos asechanzas para derramar sangre,
Acechemos sin motivo al inocente;

Estos hombres tratarán de engañar a este joven enamorándolo con conseguir riquezas fáciles, que todos van a ser iguales, que son todos hermanos.  Así hacen los pandilleros de hoy día.  ¿Cómo lo hacen?  Se aprovechan de los jóvenes que vienen de familias que no tienen padre.  Hace falta el padre en el hogar.

12 Los tragaremos vivos como el Seol,
Y enteros, como los que caen en un abismo;
13 Hallaremos riquezas de toda clase,
Llenaremos nuestras casas de despojos;
14 Echa tu suerte entre nosotros;
Tengamos todos una bolsa.

El padre de familia sigue aconsejando al hijo, diciéndole qué hacer para no caer.  Le dice, ¡aléjate! 

15 Hijo mío, no andes en camino con ellos.
Aparta tu pie de sus veredas,

Y le explica el por qué:

16 Porque sus pies corren hacia el mal,
Y van presurosos a derramar sangre.

Y otra vez le advierte que es una trampa obvia, a simple vista, fácil de ver, 

17 Porque en vano se tenderá la red Ante los ojos de toda ave;
18 Pero ellos a su propia sangre ponen asechanzas, Y a sus almas tienden lazo.
19 Tales son las sendas de todo el que es dado a la codicia,
La cual quita la vida de sus poseedores.

Ahí está la causa, la codicia.  No codiciarás, nos dice el Señor en Éxodo veinte.  Estos pandilleros están usando a los jóvenes para sus propios motivos, para conseguir lo que ellos mismos quieren.  Y creen que nada ni nadie los detendrán.

Si no sonamos la alarma y explicamos cómo es que se enredan los jóvenes en las pandillas y el por qué, criaremos hijos necios.  Qué Dios nos libre de ser negligentes con ellos.

Considerad los cuervos, que ni siembran, ni siegan; que ni tienen despensa, ni granero, y Dios los alimenta. ¿No valéis vosotros mucho más que las aves? 

Lucas 12:24  



miércoles, 27 de febrero de 2013

Pasa, Hermanita. Está en su casa.

¿Necesitas hablar un ratito?  Siéntate aquí.  
¿Con o sin leche?  ¿Azúcar o sin azúcar?  Cuéntame... 

domingo, 10 de febrero de 2013

Cómo criar a un hijo necio

¿Qué?  ¿Y por qué no "Cómo criar a un hijo sabio?"
Ven.  Siéntate.
¿Cómo quieres tu café?  ¿Con o sin azúcar?

Pues, hermanita, porque tenemos que reconocer lo que estamos haciendo, no solo los padres, sino los tíos y abuelos, y aún los maestros, en fin, la sociedad está criando hijos necios.  Y lo estamos haciendo en conjunto.  He estado enseñando por más de veinte y cinco años y me maravillo del cambio que he visto en los padres e hijos, y eso, que cuando comencé a enseñar, ya había problemas en el estudiantado, pero, hoy día, hasta los padres son necios.  No todos, por supuesto, pero, tengamos cuidado porque caemos en la necedad todos, en algún momento.

Miremos a Proverbios capítulo 1:
1  Los proverbios de Salomón, hijo de David, rey de Israel.
2 Para entender sabiduría y doctrina,
Para conocer razones prudentes,
3 Para recibir el consejo de prudencia,
Justicia, juicio y equidad;
4 Para dar sagacidad a los simples,
Y a los jóvenes inteligencia y cordura.
5 Oirá el sabio, y aumentará el saber,
Y el entendido adquirirá consejo,
6 Para entender proverbio y declaración,
Palabras de sabios, y sus dichos profundos.

Hermana, hay que enseñar el libro de Proverbios para que tus hijos aprendan qué es ser sabio, para que sean inteligentes, listos en el sentido bueno, que sepan distinguir y juzgar entre el bien y el mal, escoger lo bueno y huir de lo malo.

Fíjate que para poder ser sabio, hay que ser humilde - ver.3- y hay que esforzarse a estudiar la Palabra de Dios, de meditar y comprender.  ¿Ven nuestros hijos que somos humildes y nos esforzamos por cumplir con el Señor de todo corazón?

Y ahora, el versículo es la clave del libro entero:
7 El principio de la sabiduría es el temor de Jehová;
Los insensatos desprecian la sabiduría y la enseñanza.

Hermanas, ¿estamos enseñando el temor de Jehová?  Si no estamos enseñando el temor a Dios, el respeto por la Biblia y sus estatutos, el ir a la iglesia, no como obligación sino como privilegio, estamos criando a un hijo necio.  Si permitimos que un hijo desprecie, o sea, que no valore y rechace la sabiduría, la enseñanza, estamos criando a un hijo necio.  Un insensato es un necio, alguien que no teme a Dios y se cree que ya sabe todo, que no necesita ser enseñado.  Hermana, ¿caes en ese pecado?  ¿Estás sujeta a tu esposo sin criticarlo y despreciarlo?  Todas estamos bajo autoridad.  Si no lo ven en ti, te imitarán de seguro.

Fíjate lo que dice el versículo 8:
8 Oye, hijo mío, la instrucción de tu padre,
    Y no desprecies la dirección de tu madre;
¿Estás apoyando a tu esposo como la autoridad de tu hogar y estás encaminando a tus hijos a seguir la dirección del papá?  Nosotras, las esposas, tenemos que seguir las instrucciones del padre del hogar, no solo son los hijos.  Enseña con tu ejemplo.

En el Salmo 119, dice el ver. 130
 La exposición de Tus palabras alumbra; Hace entender a los simples.

Eso es lo que hace falta hoy en día, entendimiento.  Y si no enseñas la Palabra de Dios, estás criando a un hijo necio que no entiende el por qué de las cosas.  Si estás criando a un hijo necio, estás siendo desobediente a la Palabra de Dios.  Hay esperanza, hijita, sí que lo hay.  Arrepiéntete primero, y empieza a enseñar a tus hijos la Palabra de Dios.

Juan 8:32
y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres.