domingo, 12 de agosto de 2012

La Mujer Extraña



Jeremías 17:9-10
 Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá?
Yo Jehová, que escudriño la mente, que pruebo el corazón, para dar a cada uno según su camino, según el fruto de sus obras.

Fíjate, hermanita, cómo el hecho de tener una relación estrecha con el Señor Jesucristo nos protege de dos tipos de personas, entro otras, de la persona que nos ataca la mente y de la persona que nos ataca el alma y cuerpo.  El ser sabio trae sus recompensas.  Libera al hombre –y a la mujer-– no solo de compañeros perversos cuyos pensamientos son corruptos y corrompen la mente, sino también de la mujer perversa, la mujer extraña…la que corrompe el cuerpo, el templo de DIOS y el alma.   Proverbios 2 dice,  

16 Serás librado de la mujer extraña, De la ajena que halaga con sus palabras,
17 La cual abandona al compañero de su juventud, Y se olvida del pacto de su Dios.
18 Por lo cual su casa está inclinada a la muerte, Y sus veredas hacia los muertos;
19 Todos los que a ella se lleguen, no volverán, Ni seguirán otra vez los senderos de la vida.

Fíjate, que ella es una extraña, una extranjera. Usualmente en la Biblia, se refiere no solo a la mujer extranjera que pecaba como prostituta, sino a cualquier mujer adúltera.  Pero, ¿cómo logra contaminar el cuerpo y el alma? Vamos a examinar cómo lo hace.  Primero, usa palabras.  Ella halaga.  Halagar es mostrar cariño o usar palabras que adulan, que satisfacen el orgullo de la persona que escucha tales palabras.  Ella sabe qué decir y cómo decirlo.  

Y sus caminos llevan a la muerte.  ¡A la muerte! Y ¿cómo es posible que una mujer logre quitarle la vida a un hombre de esta manera?
En Proverbios siete se explica el proceso.  Primero, ella usa palabras otra vez.
El versículo cinco nos dice que ella ablanda con sus palabras.  ¡Cuidadoooo!  Hermanita, tenemos que cuidarnos de cómo usamos las palabras, los gestos, y las expresiones faciales cuando hablamos. Es muy importante también enseñarles a nuestras hijas a no estar usando las palabras y la manera de hablar para conseguir lo que quieren.  Esto lo aprenden desde muy temprana edad y envuelven a los padres, especialmente.  Yo he oído a niñas decirles a sus padres, “Ay, mi papá, tan lindo y bueno. Yo te quiero mucho. Eres el mejor papá del mundo. ¿No me vas a comprar tal y tal cosa?”  Y el padre se derrite, se vuelve una masa irreconocible…

No, hermanita, no les permitan eso ni a las niñas ni a los niños, quienes también juegan el mismo juego de manipulación. Los niños tienen bien medidos a los adultos y saben qué decir y cómo decirlo para conseguir exactamente lo que quieren.

Volviendo al pasaje, la mujer extraña, manipuladora al fin, escoge bien a su víctima.  Lean todo el pasaje.  Prov. 7:7  El joven no tiene discernimiento, no sabe la diferencia entre el bien y el mal cuando alguien viene con engaño y él no puede ver el engaño con que viene ella.
Y en el versículo diez, vemos que usa ropa provocativa.  La vestimenta la define.  Y a propósito, ¿cómo te vistes tú, hermanita? ¿Cuidas tu pudor y modestia, o dejas ver un poquitito del busto, lo cual da una sugerencia de sexualidad, y tal vez uses la falda un poquito corta y dejas ver tu muslo o tal vez usas la ropa un poquito ajustada delineando tu cuerpo?  

Pensarás, ¡No hermana! ¡Cómo piensa eso!  Mi blusa es un poquito bajita nada más. Ah, ¿sí? Hermana, pero según el hombre piensa…tú le estás dejando ver tu intimidad, tu sexualidad. No defraudes a tu hermano en Cristo ni a ningún hombre. La Palabra de Dios nos amonesta a no defraudar al hermano. Defraudar es frustrar, desvanecer la confianza o la esperanza que se pone en alguien o en algo. Es turbar, quitar algo, servir de tropiezo. 
¿Tropiezo? ¿Yo? No, hermana, ¿cómo va a ser? dirás tú. Yo me visto con la ropa que me queda bien. Él es el mal pensado, no yo. No seas de tropiezo y punto. ¿Acaso buscas agradarte a ti o a tu Dios? Sí, el hombre es responsable para cuidar sus ojos y sus pensamientos, pero eso no quita nuestra propia responsabilidad en seguir la Palabra de Dios.

Sigamos, pues. ¿Cómo se comporta ella? Examinemos qué hace ella para cazar a este joven.  En los versículos once y doce vemos que ella "…es alborotadora y rencillosa, Sus pies no pueden estar en casa; Unas veces está en la calle, otras veces en las plazas, Acechando por todas las esquinas". 

Cuidado de estar andando para arriba y para abajo por las calles y ni hablar de dejar a tus hijas ni tus hijos a hacerlo tampoco.

Este tipo de mujer es atrevida, no tiene vergüenza.  No guarda distancia con el sexo opuesto.  Y usa su cuerpo para pescarlo.
13 Se asió de él, y le besó. Con semblante descarado le dijo:
14 Sacrificios de paz había prometido, Hoy he pagado mis votos; 

Esta mujer es muy astuta, sabe cómo engañar y tiene cara descarada, o sea, no tiene vergüenza ni respeto ni modestia.  No es reservada ni modesta.  Y, fíjate que ella tiene apariencia de religiosa, como dice en el versículo catorce, que fue a la iglesia, al templo, para pagar lo prometido a Dios. ¡Qué descaro!
Hermana, ella aparentemente, por fuera, estaba haciendo todo bien…por dentro, estaba llena de pecado.  Tiene apariencia de piedad, de religiosa, pero niega el poder, negando lo que ha aprendido de la Palabra de DIOS.  Es todo exterior, pura apariencia, eso de ir al templo.

Hermana, dirás, ¡yo no soy de esas mujeres! Pero, ¿acaso tienes una que otra característica de ella? No, no eres mujer adúltera, pero, ¿pasas coqueteando con los muchachos o con los hombres?  ¿Pasas mirando o posteando fotos sensuales? ¿Cómo vistes? ¿Dejando ver un poquito aquí, un poquito allá? Nunca jamás te pondrías un pantalón, ¿pero usas ropa supuestamente modesta y te dejas la blusa un poquito escotada, un poquito ajustada a tu forma, un poquito corta, cosa de que cuando te mueves de cierta manera se te ve la piel en la cintura?  Piénsalo bien y examínate, hermanita. Todas nos tenemos que examinar en algún momento. Todas. 



1 Pedro 1:16
porque escrito está: Sed santos, porque Yo soy Santo.