sábado, 2 de julio de 2011

Eva, la Primera Esposa…

Eva, la Primera Esposa…

Efesios 5:17 Por tanto, no seáis insensatos, sino entendidos de cuál sea la voluntad del Señor.

Miremos a Efesios capítulo 5, comenzando con el versículo 22.

¿Qué dice la Palabra de Dios de cómo nos debemos llevar en nuestra unión con nuestros esposos?  Dios dice que estemos sujetas, como al Señor.  ¿Crees que estás sujeta al Señor?  Pues, ¿estás sujeta a tu esposo como al Señor?  Si no puedes contestar, “Sí,” entonces, no estás sujeta ni al Señor Jesucristo ni a tu esposo. 

Fíjate que la posición del hombre es de cabeza del hogar.  Él es el que guía, toma las decisiones, protege a la familia.  Tú le ayudas.  Y tú has de respetar esa posición, esa autoridad que Dios le otorgó a él y no a ti.    Dios quiere que seamos sujetas en todo a él, como a Cristo.  Nada pecaminoso, sino como a Cristo.

Una nota para el hombre…

Versículos 25 al 26 dicen, Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella, para santificarla, habiéndola purificado en el lavamiento del agua por la palabra.

Cristo se negó a Sí Mismo y dio todo para salvarnos.  Sin embargo, hay hermanitas cuyos esposos no tienen esa actitud, cuyos esposos son tiranos y abusivos o tal vez no son fuertes en la fe del Señor, que no toman liderazgo espiritual en el hogar.  Tú, amiga mía, debes someterte y orar y hasta ayunar, si puedes, con fervor.  Más de esto en otra ocasión.

Fíjense que el Cristianismo verdadero eleva la posición de la mujer; la honra, en realidad.  En gracia y ternura, ¡ella sobrepasa al hombre! 

Hermana en Cristo, cuídate y respeta a tu esposo, trátalo con reverencia, obedeciéndolo y amándolo, no usurpando su autoridad, porque te arriesgas a debilitar tu familia y pones en peligro tu matrimonio.